domingo, octubre 10

Capítulo 3

Por fin. Llega la hora. Ha tocado la puerta tres veces seguida y eso quiere decir que le ha concedido el premio. Sonrie. Está feliz. No ve el momento de asomarse por la ventana. Poco a poco se levanta la persiana. Poco a poco los rayos de sol entran por la habitación y la ilumina toda. Ilumina su rostro. Su sonrisa. No puede parar de sonreir. Tenia tantas ganas. Y llega el momento. Se acerca lentamente hacia la ventana y ahí estan. Los niños. Las mamas. Los pajaros. Los arboles. Y hasta puedo incluir el verbo vivir. Porque lo suyo no es vivir. Mas bien sobrevivir. Sobrevivir a base de ilusión. Ilusión de poder llegar a salir algún día de ese odioso sotano. De ese odioso antro. Es todo lo que quiere. De momento se concentra en mirar atraves de la ventana. Mira fijamente cada detalle. Cada movimiento de la gente. Ve parejas ancladas al tiempo con fechas de caducidad, o eso piensa ella. Ve la pelota rodar por la hierba. Y de repente lo ve a el. Flash. Y por si faltaba mas, de repente, el la mira. Mira arriba, mira atraves de la ventana y la ve. Rapidamente se agacha y se rie. Suelta una pequeña carcajada. No ha estado mal, piensa. Ha sido una sensación rara. Ha sentido verguenza. Y mariposas en el estomago. Está por definir todavia. Como no ha tenido a nadie durante todo este tiempo no sabe como se llama esa sensación. Poco a poco lo irá descubriendo por si sola.

 
***

No, no, no, no... No se que me ha pasado. Cuando me ha mirado me he agachado por inercia. Me he sonrojado y he soltado esa estupida y leve carcajada. Despues he sonreido y la sonrisa no se me iba. Y no se me va de la cabeza. No paro de pensar en el. En el momento en que me ha mirado. ¿Y si no le vulevo a ver? ¿Y si ahora cada vez que miro por la ventana va a estar el? Joder. He desperdiciado un premio. Me he agachado y ahora la persiana está bajada. ¡Maldita sea! Haré todo lo posible para portarme bien mañana a ver si consigo de nuevo el premio. Será dificil. Pero lo intentaré. Ahora me sentaré y esperaré hasta la hora de la cena. Bueno, si es que es la cena. Porque saberlo, lo que es saberlo, no lo se. Alomejor me estoy tomando el desayuno pensando que es la cena. Y alomejor me como la merienda creyendo que es la comida. A saber. Pero da igual. Ahora solo me importa conseguir otro premio.


***

Se abre de nuevo la rendija. Asoma la mano y deja caer al suelo el plato de comida y el vaso de agua. Se lo come rapido y lo deja en su sitio. Se vuelve a abrir la rendija y entra la mano agarrando el plato y el vaso. Se cierra. Ya está. Otro dia mas igual que al de ayer. Esta vez no ha sonado la puerta. No han habido tres golpes en señal de que haconseguido el premio. Decepción. Ahora lo unico que puede hacer es dormir. Se acerca a la cama. Se recoge el pelo con una goma y se tumba. Mira al techo y se pregunta mil cosas. Pero sabe que jamas tendra una sola respuesta. Su mundo es ella. Solo ella. Pero no puede evitarlo. De modo que las interrogantes siguen suspendidas en el aire. A estas alturas el aire de la habitacion estará repleta de preguntas. Diez años es mucho tiempo para preguntarse muchas cosas. Entre ellas, la mas importante, cual es la razon por la que la encerró. Cuando lo hizo tenía 7 años. Entonces apenas podía decir una frase con sentido. Se comportaba bien y siempre ayudaba en las tareas del hogar. Nunca ha contestado mal a su madre. Nunca ha echo nada para decepcionarla. Pero algo tendra que haber echo para haber llegado hasta ahí. Interrogacion. Aire. Y un largo silencio.

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