domingo, junio 9

Maletas, estaciones, trenes...

Gente con maletas que viene y va, prisas aceleradas, silencios a todo volumen... Y en medio de ese complot absurdo de corazones rotos la hallé a ella. A su mirada, a sus labios. Perder a alguien siempre es duro. La mayoría de las veces es temporal, pero hay ocasiones en las que es para siempre. Y las que son para siempre... Nos encogen el corazón, agarrotan la mirada y fragmentan en millones de pedazos la película de momentos que durante tanto tiempo se ha creado en nuestro cerebro. Y sin embargo, hay gente que escoge voluntariamente la opción de perder a alguien para siempre. ''Adiós'', susurró, mientras el megáfono anunciaba el último aviso para la salida del tren. ''Nunca te olvidaré''. ''Cuando me des la espalda y comiences a andar hacia el andén de ese tren, ya me irás olvidando en cada paso. Cuando el tren se ponga en marcha y mires a través de la ventana, nuestra película se irá fragmentando cada segundo, cada segundo que ese estúpido tren te aleja 1 centímetro más de mi. Porque en el momento en que decidiste venir a la estación ya me olvidaste para siempre''. Pero ya era demasiado tarde, la silueta del tren había desaparecido entre los últimos rayos de sol y con el tren, ella.