viernes, octubre 8

Capítulo 1

Desde aquí dentro el exterior parece un lugar agradable. Quiero decir que... la gente sonrie y los niños juegan. La felicidad se palpa en el aire y los problemas carecen de importancia. Muchas veces me he preguntado como seria mi vida ahí. Afuera. Pero lo cierto es que no me atrevo a salir. Las paredes de mi habitación, aparte de ser repetitivas, son fuertes. Muy fuertes. Me ofrecen su ayuda incodicionalmente no dejando entrar los problemas. Y la ventana, -la unica que tengo-, deja de vez en cuando entrar un timido rayo de sol que en ocasiones ha rozado mi rostro. Me ha gustado la sensación de sentir calor. Pero yo lo que quiero es sentir de verdad. Quiero salir. Y tambien quiero tirarme al suelo, tocar con los dedos de las manos la fresca hierba del campo, quiero palpar de esa felicidad y quiero sonreir tanto que luego me duelan las mejillas. Pero no puedo. Todavia tengo ese horrible recuerdo guardado en mi mente. Siempre que le echo valor parece estar recordandome que no puedo. ¿Y si realmente es así? ¿Y si resulta que si que puedo? No lo sabré hasta que no vuelva a intentarlo. Pero no. Hoy no será ese día. No puedo. Recuerdo cuando era pequeña. Mamá me encerró en el sotano y cerró la puerta con un candado. En aquel entonces yo era muy pequeña y apenas podía alcanzar la cerradura. Intenté saltar para alcanzarla pero nunca llegué a lograrlo. Un día, no recuerdo cual exactamente, dejé de intentarlo. Me rendí. Me dije: ''No puedo''. Los años pasaron y con ellos mis días. Ahora mido lo suficientemente como para llegar a la cerradura pero una parte de mi sigue pensando que no puedo. No lo se. La verdad. No lo se. Quiero volver a coger la toalla que tiré hace tiempo e intentarlo. Pero hoy no será ese día. Quizas mañana. Quizas pasado. No lo se. No se nada. Solo se que tengo 17 años y que hace mas de 10 que estoy aquí. Encerrada. Encerrada en el sotano de una casa en alguna ciudad en alguna parte de este mundo. He perdido completamente la noción del tiempo.. Solo me alivia saber que a veces me dan una especie de ''premio''. Asomarme por la ventana. Es todo lo que tengo. Una ventana y estos dos ojos, con mirada caducada, para ver todo através de ella.

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