miércoles, abril 14

Doble ración de realidad común

El problema no está cuando lloras porque algo te haya salido mal o porque tienes un problema al que no encuentras solución. El problema no está en las lágrimas que has echado ni en las que te quedan. El autentico problema está cuando sientes que estas podrida por dentro, cuando realmente respiras y notas algo de ti que no te deja hacerlo al completo, cuando te levantas por las mañanas y notas que te falta algo, cuando sientes un vacío que te pide ayuda a gritos. Eso, amiga mía, son sentimientos reprimidos. Es como si quieras deshacerte de una mochila cargada con cinco kilos, y todo sobre tu espalda, y no puedes quitártela porque la tienes pegada con pegamento. Notas ese peso día tras día, pero no puedes hacer nada porque no puedes quitártela. Pues esto es lo mismo, o puede incluso que peor, porque lo único que quieres hacer es dejar que esos sentimientos reprimidos salgan afuera, y para ello solamente tienes que dejar escapar cuatro gotas de mierda por tus ojos, parece fácil, ¿verdad? Pues no, no lo es. Y no es que me guste complicar mas las cosas, ni verlo todo negativo, soy realista. Realismo. Palabra que mas de uno debería buscar en el diccionario y tal vez plantearse si introducirla o no en su vocabulario y empezar a utilizarla mas a menudo. Porque aunque desde pequeños nos hayan enseñado que la vida es un gran cuento en el que el cual los protagonistas somos nosotros, y siempre salimos ganando, tenemos que ir aprendiendo a que esto no va a así. Aquí tú andas por tu camino, y tienes que saltar y esquivar piedras. Y punto final del cuento.

domingo, abril 11

La mujer con el corazón de piedra

La conocen como la mujer con el corazón de piedra. Antes era hielo, pero comprendió que corría un riesgo demasiado alto; la evaporación de su propia alma. Y para evitarlo, convirtió su corazón en piedra. Esta no es una historia cualquiera. No es bonita y no hay prácticamente nada que la haga diferente al resto. Es una más. Pero a diferencia de las de más, esta es real. Tan real como cada atardecer, como cada sonrisa, tan real como nuestro día a día, tan real como cuando lloramos y nos enfadamos. Y tan real como todo lo que se puede ver.

Ella -la mujer del corazón de piedra- , en realidad, era todo lo contrario. Es decir, su corazón no era tan impenetrable como decían los demas. Solo esperaba a alguien verdadero que fuera capaz de hacerle sentir lo que lo que nadie conseguía. Ya sabéis, eso de levantarte cada mañana y convertirle en tú primer pensamiento. Ser capaz de no dormirte por quedarte hablando. Esbozar una sonrisa a cada segundo por el simple echo de pensar en el. Acostarte cada noche derrochando felicidad, euforia, ilusión, ganas de vivir. Derrochándolo todo, como si lo demás no importara. Solo el.

sábado, abril 10

In/dependencia

Nadie debe depender nunca de nadie. Pero entonces, ¿que hacemos las personas que ya dependemos de alguien? ¿Nos olvidamos de ellas? Aunque quisiéramos no podríamos. Aunque lo intentáramos no lo conseguiríamos. Esa persona nos hace feliz, y solo esa persona. Esa persona nos domina. Controla nuestro corazón, nuestra felicidad. Nuestra vida. Lo controla todo y solo en sus manos, esta nuestro destino. Nos hace ver la vida de otra manera, y sabemos que sin el o ella nada seria igual. Sabemos que nuestra vida no tiene sentido.

Entonces... ¿para que depender de alguien? Porque al lado de esa persona, nos sentimos alguien, nos sentimos seres humanos, porque a lo mejor a su lado nos olvidamos de todo, porque solo el/ella nos saca una sonrisa donde otras personas hubiesen sacado lagrimas. Tal vez porque nosotros lo vemos así y no nos imaginamos de otra manera sin ellos. O a lo mejor dependemos de esa persona porque nosotros lo queremos. Porque sentimos que nuestra vida no podría estar en mejores manos. Pero, ¿y si se va? ¿Que vamos a hacer nosotros? Esperar. Esperar hasta que los pies te sangren, hasta que las manos dejen de funcionarte, hasta que nuestra esperanza se marche, hasta que nuestro corazón deje de sentir. ¿Esperar a que? Tal vez esperamos porque sentimos que es lo único que podemos hacer. ¿Que hacer si no? ¿Vivir? No. No sin esa persona. No si no está a mi lado. No sin ella. ¿Y cuando se muera? ¿Que hacer? Morirnos. O tan solo pudrirnos en el olvido junto a su recuerdo. Lamentar nuestras vidas cada día que pase. Dejar que el tiempo nos cure. ¿Por qué? ¿Por qué no sencillamente dejamos de depender de esa persona? No. Es, es, es, es, es....es mi felicidad. La razón por la que cada mañana me levanto. La razón por la cual pienso que mi vida tiene sentido. ¿Sentido? Si, sentido. Lo contrario a cuando nos preguntamos ¿Quién soy? o ¿Qué hago yo aquí?

viernes, abril 9

¡Se ha producido un grave error!

A veces queremos ser fuertes; bueno, a veces lo somos. Otras…creemos serlo. Sentimos que el poder está en nuestras manos, que nadie puede con nosotros, pero la realidad nos hace ver que no es así, lo siento. Todo eso forma parte de nuestra imaginación, al fin y al cabo solo somos personas corriendo por los recovecos de nuestro miedo intentando evitar una vez más la realidad, llorando en cada esquina escapando de la soledad creando sonrisas efímeras y extinguidas que jamás llegaron a ser sentidas. Y sin embargo, todo esto se puede resumir en una sola palabra: cobardía. Huimos hasta agotar nuestro último suspiro, y con ello nos engañamos creando una realidad ficticia que no hace más que tapar las ganas de querer correr hacia la meta y poder hallar el camino que conduce hacía aquel tesoro del que tantos hablan, la felicidad.

Pero sentimos informarle que: ¡se ha producido un grave error!

Solo aquellos que de verdad saben su significado podrán hallarla, no es cuestión de buscar el camino más bonito y el mas iluminado, ni siquiera el más corto o el más largo, la felicidad esta en el camino de cada uno, que algunos hayan sabido aprovecharla y otros no, es cosa de uno mismo.