sábado, junio 26

Era feliz a su lado, no lo podía negar, pero se dio cuenta de algo, su amor escondía la soledad. Esta es una historia de amor diferente a todas las demás, no tiene final feliz, ni la protagonista encuentra a su principe azul, ni acaba enamorandose, ni deja su reciente amor para acabar en manos de otro. Nada. Nada de eso va a suceder en esta historia de amor. Por eso es tan especial. Y porque pese a todo, es algo con lo que Charlotte va a tener que convivir siempre, y tendrá que hacerlo siempre, pero no, no se arrepiente, no se arrepients de nada de lo que haya podido hacer en ningún momento, supo jugar bien y supo calcular cada mentira a la perfección para no acabar defraudandose. El cayó y ella lo sabe. Al igual que también sabe que era la única persona con la que podía jugar de ese modo. Y lo mejor de todo era que ella, es decir, Charlotte, era quien decidía cuando acababa el juego, cuando se paraba, o cuando volvía a comenzar. Todo. Lo controlaba todo. Sus emociones y las de él. Se había convertido en su prisionero... pobre enamorado. Pero Charlotte era feliz a su lado, a pesar de todo. Ella sabia perfectamente que una relación no consistía en eso. Y que los dos, deben amar o querer por igual, aunque eso realmente no llegue nunca a suceder. Pero la desigualdad que existía entre ellos dos era brutal. Pero aquello era un privilegio, y había que aprovacharlo antes de que se acabara el chollo. Si, ese chollo de ser tú quien decide como cuando y donde.
Y darte el lujo de tener a alguien comiendo de tú mano el tiempo que tú quieras, pero estar tanto tiempo al poder cansa... Charlotte lo sabe mejor que nadie. Al igual que tambien sabía que nadie le iba a querer tanto como el. Y he aquí la gran pregunta... ¿Por qué decidió acabar con esa historia de amor?

Sinceramente, no lo se. Quiero decir, podría mentir y decir que fue porque el amor se acabó. O que Charlotte encontró a otra persona, pero no fue así. En esa historia de amor la llama nunca se apagará, porque nada era tan fuerte como aquello. En fin... supongo que jamás podré llegar a terminar esta historia. Odio los finales felices. O peor aún, los que son finales felices falsos.
Pues esta es la historia de amor interminable, porque no tiene final. Por mucha distancia que crezca entre las dos veredas, y mucho tiempo que transcurra haciendo aparecer al olvido, acabará. Charlotte sabe, que aun en la distancia puede sentir sus labios, como si fuera ayer. Sabe que con el hubiera sido feliz, pero eso no era suficiente. Necesitaba a alguien que le enseñara a amar. Ser de esos amores que se pelean cada día porque lo mejor son las reconciliaciones. De esas que olvidan los Te quiero. De esas que deciden juntos. Y de esas que están juntos, no fingen estarlo.
Si. Definivamente es eso. Charlotte ansiaba eso. Ella quería aprender a amar. No tener asegurado un amor para toda la vida. Quería olvidarse de fechas de caducidad y de días fijados. Quería dejarse llevar por las sonrisas y...

aprender
a
amar.


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