El problema no está cuando lloras porque algo te haya salido mal o porque tienes un problema al que no encuentras solución. El problema no está en las lágrimas que has echado ni en las que te quedan. El autentico problema está cuando sientes que estas podrida por dentro, cuando realmente respiras y notas algo de ti que no te deja hacerlo al completo, cuando te levantas por las mañanas y notas que te falta algo, cuando sientes un vacío que te pide ayuda a gritos. Eso, amiga mía, son sentimientos reprimidos. Es como si quieras deshacerte de una mochila cargada con cinco kilos, y todo sobre tu espalda, y no puedes quitártela porque la tienes pegada con pegamento. Notas ese peso día tras día, pero no puedes hacer nada porque no puedes quitártela. Pues esto es lo mismo, o puede incluso que peor, porque lo único que quieres hacer es dejar que esos sentimientos reprimidos salgan afuera, y para ello solamente tienes que dejar escapar cuatro gotas de mierda por tus ojos, parece fácil, ¿verdad? Pues no, no lo es. Y no es que me guste complicar mas las cosas, ni verlo todo negativo, soy realista. Realismo. Palabra que mas de uno debería buscar en el diccionario y tal vez plantearse si introducirla o no en su vocabulario y empezar a utilizarla mas a menudo. Porque aunque desde pequeños nos hayan enseñado que la vida es un gran cuento en el que el cual los protagonistas somos nosotros, y siempre salimos ganando, tenemos que ir aprendiendo a que esto no va a así. Aquí tú andas por tu camino, y tienes que saltar y esquivar piedras. Y punto final del cuento.
Siempre y cuando tengas tus ideales
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